La moda sostenible ha llegado para quedarse. El rol del cliente tradicional ha pasado de ser pasivo a ser totalmente activo. Los clientes analizan y comentan los productos y son más escépticos, necesitan más hechos que palabras. Los consumidores esperan una experiencia de compra donde se tenga en cuenta su opinión. En la medida en la que los consumidores prestamos más atención a los detalles y nos volvemos más exigentes a la hora de elegir artículos de moda, tanto empresas como particulares han tenido que adaptarse al cambio. Cada vez es más común ver empresas que se dedican al alquiler de prendas de lujo para ocasiones especiales o eventos concretos, a compradores que buscan prendas elaboradas con materiales reciclados y a personas que compran y venden asiduamente ropa de segunda mano en plataformas tan conocidas como Vinted o Wallapop.
El mercado de la moda de segunda mano es una alternativa que contribuye con el medio ambiente, y que — como beneficio adicional— ha servido para que las personas consigan prendas más económicas de lo que se venden en las tiendas de temporada o colección. Estas ventajas no han pasado desapercibidas, y se encuentra en una tendencia in crescendo. De hecho, se espera que para 2026 el mercado global de la moda de segunda mano aumente un 127% y que para 2029, alcance un valor de $ 80 mil millones , duplicando el valor de la llamada “fast fashion”, según el «Informe Resale Report 2022″ elaborado por ThredUP.
En los últimos años, se ha visto una tendencia en aumento también en el caso de compra-venta y alquiler de prendas de lujo. Incluso en la alfombra roja, artistas y celebrities han optado alguna vez por darle una segunda vida a su ropa: Julia Roberts, por ejemplo, para la red carpet de los Oscar en 2001, usó un diseño negro con detalles en blanco firmado por Valentino de 1992; Jennifer Aniston en los SAG Awards usó un vestido vintage Dior; en 2006, Reese Witherspoon lució un diseño vintage de Christian Dior para asistir a los Oscar. Y ni que decir tiene el sonado vestido de Versace que Jennifer Lopez lució en los Grammy del año 2000 que se hizo según lo llamaríamos hoy viral consiguiendo que Google creara Google Imágenes y en realidad fue Donatella quien lo estrenó un año antes en la MET Gala de 1999. Si bien es cierto, que la mayoría de las veces, y en el caso de las celebrities, estas prendas son cedidas en préstamo para fines publicitarios de las propias marcas.
Otras marcas como Burberry y Gucci están realizando sinergias con empresas como The RealReal para recolectar, consignar y luego vender sus productos usados como parte de fomento de la lucha por la economía circular (reducir-reutilizar-reciclar).
Pero, ¿A qué se le llama «segunda mano» según la ley?
Son bienes de segunda mano aquellos que han tenido un uso anterior y, transcurrido este, se ponen a la venta.
La venta de bienes de segunda mano no comprenderá la venta de antigüedades, entendiéndose por estas todos aquellos objetos cuyo precio o valor venga determinado por su fecha de ejecución, materiales, modo de fabricación, escasez en el mercado u otras circunstancias de entidad.
Cuando la compraventa se produce entre particulares, las garantías y derechos de reclamación que amparan al comprador se encuentran reguladas por el Código Civil. Mientras que en el caso de la compra-venta de productos de segunda mano entre una empresa y un particular están recogidas en la legislación vigente de consumo, donde aparecen regulados los derechos que el consumidor tiene cuando realiza este tipo de compras.
ECOMMERCE
La venta de artículos de segunda mano no es una práctica nueva, sin embargo, gracias a la digitalización, la creación y uso de aplicaciones móviles y el ecommerce, anunciar, comprar y vender productos, nunca había sido tan fácil. El crecimiento de estas plataformas se vio incrementado con la pandemia: empresas que antes ni siquiera habían pensado en tener presencia en Internet tuvieron que crear una plataforma ecommerce, y las que ya tenían, tuvieron que potenciarlas e incrementar la inversión digital para seguir compitiendo con otras marcas.
De acuerdo con el mismo informe mencionado anteriormente y elaborado por ThredUP, al 70% de los consumidores les resulta más fácil comprar de segunda mano en la actualidad que hace 5 años, gracias a la aparición de la tecnología y el ecommerce.
La profesora de ESIC Gabriela Salinas, cree que «las nuevas generaciones han contribuido a eliminar el estigma que tenía la segunda mano». Asimismo, comenta que «esta forma de compra también es una oportunidad para conseguir ediciones vintage o productos que ya no se encuentran en el mercado tradicional, en la que la tecnología es una herramienta indispensable, sobre todo para que las firmas se decidan a colaborar. Ya que, al hacerse a través de plataformas digitales, las marcas pueden obtener información sobre el perfil de los consumidores, además de hacer uso de tecnología como el blockchain para garantizar la autenticidad de los productos y evitar las falsificaciones».
Existen marcas como Teran Conde París que realizan sus diseños con tejidos de stock sobrante de marcas de lujo de la Alta Costura parisina. Además, utilizan tejidos de prendas tradicionales como los vestidos de las tradicionales indumentarias falleras de Valencia para reinventar las prendas y darle una segunda vida para ready-to-wear.
Otro ejemplo son marcas como Kheper Design que además de la venta de diseño y fabricación 100% handmade en España, permite desde su e-commece el alquiler de prendas para ocasiones especiales o BBC, desde 40€. Artículos sostenibles, de diseños exclusivos y al alcance de todos los bolsillos. ¿Quién no ha dejado colgado en el armario una prenda que sólo se puso para ese evento especial? ¡Esta marca tiene la solución!
Los influencers también han sido parte importante en la promoción de la cultura de sostenibilidad y han impulsado gran parte de este crecimiento, compartiendo en sus cuentas su ropa de segunda mano.
Un caso interesante es el de la fotógrafa de Barcelona Luna de Marte, que decidió postear imágenes en Facebook, de modelos vistiendo “prendas que ya no se ponía». A partir de ahí, ha consolidado su proyecto Luna de Marte: un espacio web propio, en el que puede vender ropa vintage.
Como vemos, cada vez son más las empresas que cuentan con sus propias plataformas de venta de segunda mano o apoyan directamente a compañías que se dedican a ello. Nike, es un claro ejemplo, pues ha lanzado una iniciativa alentando la economía circular: Nike Refurbished. Este programa tiene como objetivo extender la vida útil de varios tipos de calzado de la marca, dando un paso adelante en el mercado de reventa.
De acuerdo con la página oficial de Nike, después de que un comprador devuelve un par de zapatos a Nike, éste se agrega a la línea Nike Refurbished, en el que se inspecciona y reacondiciona para devolver los zapatos a una forma lo más cercana posible a la de unos zapatos nuevos.
Levi’s es otra marca que se ha sumado a la economía circular, promoviendo la reventa de sus artículos a través de la plataforma Levi’s SecondHand, que busca promover un modelo más sostenible. La marca asegura que, si todo el mundo sustituyera la compra de un único artículo nuevo por otro de segunda mano al año, se ahorrarían 204 millones de kilos en residuos.
Otro caso interesante, es la del grupo Inditex, que desde 2016 y en colaboración Cáritas, ha instalado 1.856 contenedores de recogida de ropa, de los cuales 1.083 se encuentran en las tiendas del grupo en España. Con esto, han logrado su principal misión, que es que la moda esté “al servicio de las personas y del planeta”.
OTROS ASPECTOS LEGALES
Alrededor del derecho y la moda sostenible hay muchos puntos a considerar, seamos empresarios o consumidores.
En cuanto a derechos del consumidor, no existe una legislación específica para la compraventa de objetos de segunda mano, sin embargo, debemos tener en cuenta que no es la misma regulación si compramos en empresas o si compramos a particulares. En caso de comprar a una empresa, se garantiza la protección al consumidor a través Ley General para la Defensa de Consumidores y Usuarios. Esta ley deriva de una directiva de la Unión Europea, por lo que es igual en todos los países miembros, y es bastante parecida a la normativa vigente en Estados Unidos. En el caso de compra entre particulares, se aplica el Código Civil. En cuestión de impuestos, la ley no difiere mucho, pues al igual que si se tratara de objetos nuevos, deben pagarse sus respectivos impuestos como Asos Marketplace, donde cualquiera puede vender o comprar ropa, que, al ser compraventa entre particulares, no deben pagar impuestos.
Otra de las principales preocupaciones alrededor de la moda es el tema de los derechos humanos, respecto al cual, debemos preguntarnos: ¿de dónde viene la ropa que compro? ¿Quién la produce y en qué condiciones? ¿Cómo mi decisión de comprar una blusa puede afectar al medio ambiente?
En posts anteriores, ya hemos hablado sobre el Fashion Revolution, un movimiento internacional de concienciación en la industria de la moda, al que se han unido profesionales de la industria, personas e instituciones, para mejorar los procesos de creación y consumo de moda, siempre preguntándonos: «¿Quién hizo mi ropa?».
De acuerdo con ThredUp, el 62% de los compradores de fast fashion admiten que los retailers de moda rápida alientan a las personas a comprar cosas que no necesitan. ¿Realmente vale la pena comprar cosas que no necesitamos poniendo en peligro la contaminación y el medio ambiente?
En respuesta, la UE está buscando alejarse de la economía desechable y el desperdicio, estableciendo objetivos vinculantes para 2030 y 2050. Además de las leyes y otros instrumentos de carácter obligatorio, existe algo que se conoce como “responsabilidad social corporativa” o “regulación de mejores prácticas”, que, pese a no ser obligatoria, tienen la intención de promover una actuación más ética en la industria.
En conclusión, la moda sostenible es y debe ser el futuro de la moda y la ropa de segunda mano es una alternativa para contribuir al cambio en la forma de compra del consumidor. El impacto de la moda rápida o fast fashion en el medio ambiente es significativo, por eso, es importante crear conciencia sobre el cambio climático y adoptar un compromiso real. Tanto consumidores, como empresas, debemos optar por alternativas menos dañinas para el ambiente y sumarnos a las cada vez más personas que compran y venden ropa y accesorios de segunda mano, pues alargar la vida útil de los productos tiene el potencial de reducir la huella de emisiones del sector de la moda.
Esperamos que a medida que más tiendas de segunda mano, mercados y plataformas online así como ecommerce vendan una variedad de ropa de segunda mano de calidad a diferentes precios, para que más personas se sumen a esta tendencia y no se use la moda sostenible como simple «greenwashing»*.
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*El concepto Greenwashing, es un término en inglés («Green» significa «verde» + «washing» significa «lavado») utilizado para ver las malas prácticas que algunas empresas realizan cuando presentan un producto o cualquier propuesta como respetuoso ante el medio ambiente aunque en realidad, no lo sea.